USTEDES DISCULPEN, MEXICO ES POBRE

Mto. Juan Antonio Mendoza ConstantinoContador Público y Licenciado en DerechoEs triste que nuestro México sea un país pobreSí pobre económicamente, pero más pobre en sus ciudadanos.En efecto, somos los propios mexicanos culpables de que estemos como estamos, en una profunda crisis económica, de moral, de salud, de educación, de y más de, que no acabaríamos.Podría sentirse en estas letras, nuestro pesar y nuestra tristeza y…, así es.
Leer y saber que día a día hay robos, homicidios, miseria, hambre, desempleo, delincuencia organizada, intolerancia y la eterna corrupción; nos lleva a tener un estado de ánimo social muy bajo, pues vemos que no hay esperanza de que esto se reduzca.No sé si se deba a que existe en la actualidad más medios y más avance tecnológico por el cual nos informamos de cada hecho o acto vil, o es sencillamente que estos se han incrementado desproporcionadamente.Nuestros políticos, que tal vez en el siglo pasado eran cosa de orgullo, hoy en día, más bien son una lacra necesaria, y digo necesario, pues estamos en la espera que de verdad cumplan con su función social y por lo menos disminuya su número a cuando menos dos por estado, dígase senadores o diputados y antes de que pretendan reelegirse, mejor que existan reformas pero en sentido inverso, es decir, que sean evaluados anualmente y si no son sujetos de confianza social, que renuncien y sean sustituidos.De los servidores públicos, se les ha olvidado algo muy sencillo pero que reviste de una gran importancia, que va implícitamente en su denominación, es decir, son servidores.Pero basta observar, que en las dependencias no llevan a la práctica tal adjetivo, por el contrario en lugar de dedicarse a servir y a velar por las necesidades de cada ciudadano, le ponen trabas y más trabas, para en todo caso mediante la corrupción, se logre satisfacer la demanda del individuo.En la calle hay intolerancia, indiferencia, menosprecio por la vida.Al circular existe el tocar del claxon y una eterna disputa por las calles y avenidas de cada ciudad, bajo el argumento de llevar prisa o sencillamente porque no toleramos al otro conductor.La indiferencia peatonal, otro signo de pobreza, cuando en las aceras no se espera el caminar de la gente adulta o al pasar de una calle a otra en la señal de luz verde, para avanzar sorteando los carros, so pena de un accidente y de todas maneras la culpa será del conductor más nunca del peatón.Del delincuente o de la policía, no sabemos a quién le tenemos más miedo. Antes eran palabras que se percibían como antónimos, ahora como sinónimos.De que el gobierno ayude al campo, a la salud, a la pobreza, a la seguridad, no hay planes ni interés para lograrlo, todos son programas meramente electoreros.En educación, cuando no hay suficientes escuelas y las pocas que existen, están mal mantenidas y sin el equipo necesario; cuando el maestro está mal preparado, cuando solo se preocupan por llenar el tiempo de trabajo con tareas, sin preocuparse por el conocimiento de cada alumno y cuando para estos últimos, lo más importante es el papel, llámese certificado o título, sin que sea necesario el aprender o el exigir que tengan clases.Los valores morales, han sido sustituidos de manera gradual por las necesidades.Antes, había tiempo a los hijos, ahora se les ofrece tiempo de calidad.Antes, había honestidad, ahora, honestidad comprada.Antes, había matrimonios ejemplares, ahora todo tipo de matrimonios.Antes, había que formar una familia, ahora el puro deseo.Los gobernantes, empresarios, ejecutivos, funcionarios, estudiantes, empleados, sindicatos, por citar algunos; todos, absolutamente todos, están integrados por personas que no quieren brindar su mejor esfuerzo dentro del campo de acción que les corresponde.La pobreza de un país, está pues, en su gente.